Cuando construimos nuestra primera máquina, en 1957, nuestro contrato y las capacidades técnicas, que eran esenciales porque Italia tecnológica seguía siendo hoy en día muy lejana, fueron apoyados por una felicidad muy grande.
El resultado estaba de alta calidad.
Desde entonces, esta felicidad ha marcado siempre nuestro trabajo, y ha sido constante durante estos años fáciles y difíciles.
Éste es el secreto de la calidad de nuestras máquinas. Una calidad que origina de nuestro amor para el trabajo. Una calidad que desde 1957 se llama DEA.